Por el Prof. Norberto I. Schinitman
Ambiente sano y mente sana en cuerpo sano

“Mente sana en cuerpo sano”
-Décimo Junio Juvenal. Sátira Xa.

Esta mañana, temprano
Adán (nuestro personaje imginario), es un joven y dinámico residente urbano, de clase media, soltero, que vive solo en un pequeño departamento (o como se dice actualmente, un hogar unipersonal) y trabaja como ingeniero industrial.
Al igual que muchísimas personas, aspira -como meta primordial de su existencia en este siglo XXI- a una vida útil, feliz y gratificante con “mente sana en cuerpo sano”, de acuerdo con el sabio aforismo de Juvenal, de hace unos dos mil años.
Esta mañana, como todos los días, Adán despertó a las 6,30 urgido por los insistentes pitidos de su reloj despertador, un utensilio imprescindible, que funciona accionado por una pequeña pila (que es algo así como un “paquete” de energía eléctrica, compuesto por distintas sustancias químicas, algunas muy contaminantes del ambiente, que se desecha al agotarse).
Inmediatamente encendió la luz (la generación convencional de energía eléctrica provoca contaminación ambiental) y comenzó su aseo personal, para el que usó agua caliente (filtrada, tratada con cloro y otras sustancias químicas en la planta potabilizadora y calentada en su hogar por un artefacto que consume gas natural, un recurso no renovable, y emite a la atmósfera dióxido de carbono y otros contaminantes provenientes de la combustión).
También utilizó una afeitadora descartable (para ser usada sólo una vez y desechada) hecha de plástico y acero, dentífrico, perfume y otros artículos de uso habitual (muchos de ellos y sus envases no son biodegradables ni reciclables; (recordemos que las sustancias biodegradables son las que se descomponen y reincorporan con facilidad a los procesos de reciclado de la naturaleza).
Todos los productos que usó para su aseo son de elaboración industrial, a base de diversos insumos y energía (obtenida mayormente quemando combustibles fósiles no renovables, o por reacciones nucleares, con la consiguiente generación -en ambos casos- de distintos residuos contaminantes).
Por supuesto, había adquirido esos productos en envases descartables. Algunos de esos recipientes se construyen con materiales que sería posible reciclar, pero no se sabe si serán reciclados. (En ciertos casos, la fabricación de los embalajes insume mayor cantidad de materiales y energía, y resulta más costosa que el producto que contienen).
Luego se vistió con ropa limpia y perfumada recién traída del lavadero y un traje limpiado “a seco” (con solventes orgánicos volátiles que contaminan la atmósfera) y planchado con vapor en la tintorería.
Seguidamente, tomó su desayuno, preparado con café instantáneo y leche en polvo (obtenidos por el procesamiento industrial de sustancias naturales, con un importante gasto de energía y otros insumos), que mezcló con agua potable caliente en una taza descartable (de material no biodegradable).
Como tiene un ligero sobrepeso, susrituyó el azúcar con edulcorante de bajo contenido calórico (producido por una industria química síntética).
También comió galletitas, de fabricación industrial masiva, que venían envasadas en bolsitas de ”papel” metalizado (no reciclable ni biodegradable) y bebió yogur, de una botella pequeña (de plástico, descartable).
Durante el desayuno, hojeó rápidamente un folleto de publicidad comercial, con páginas en colores, un impreso de interés momentáneo, que luego de unos pocos minutos de lectura se convierte en un residuo de celulosa (obtenida de la destrucción de árboles), difícilmente reciclable. Seguidamente, leyó los últimos mensajes recibidos en su teléfono celular de última generación.
Por último, limpió rápidamente la mesa con una toalla de papel (descartable) y la arrojó junto con el vaso, la cucharita y los demás remanentes a una bolsa de plástico (no biodegradable), que más tarde sería retirada por el servicio de recolección de residuos urbanos.
Aunque reside no muy lejos de su lugar de trabajo, abordó con premura su automóvil y allí se dirigió.

Ocurre ahora mismo
No es preciso continuar con este relato que describe ciertas tecnoogías, hábitos y modos de actuar que se han hecho actualmente rutinarios para muchísimas personas y que ocasionan una enorme demanda de materiales y energía y, al mismo tiempo, generan ingentes masas de residuos, para formarnos una imagen realista de las desmesuradas presiones sobre el ambiente provocadas por la tan ampliamente difundida y ambientalmente riesgosa “sociedad de consumo”.
Es de destacar que las consecuencias que se atribuyen anteriormente a las acciones relatadas son, tristemente, como es sabido, reales.
A diferencia de nuestro ancestro bíblico homónimo, que vivía tomando sólo lo necesario de los frutos de la tierra, nuestro personaje Adán, el hombre de hoy, se comporta de un modo consumista (tendiente a adquirir o utilizar bienes y servicios no siempre necesarios) que es, casi seguramente, muy parecido al de muchísimas personas.
En el presente, todos sabemos que nuestra riquísima herencia de recursos naturales (los imprescindibles bienes materiales y los servicios que nos ofrece la naturaleza) es limitada y agotable.
Al mismo tiempo, no debemos olvidar que la naturaleza funciona sobre la base de procesos de reciclado que sólo actúan sobre los materiales y residuos de origen natural y no accionan, o lo hacen de un modo limitado y muy lento, sobre numerosas sustancias contaminantes extrañas, artificiales, inexistentes previamente en la naturaleza, fabricadas por el hombre (sustancias xenobióticas), que hoy se elaboran y usan a nivel industrial.
La realidad nos muestra que durante gran parte de su tiempo y de sus actividades, la gente derrocha despreocupadamente cantidades considerables de bienes materiales sin preocuparse ni conocer de donde provienen, ni cómo se procesan o elaboran, ni cuáles son las materias primas o los recursos empleados en su fabricación, ni cuanta energía se ha invertido para producirlos.
Asimismo, hay gente que no se inquieta por lo que ocurre con los restos de alimentos, los envases y los demás residuos, ni a donde irá a parar finalmente esa compleja mezcla.
El consumo desmesurado, que en algunos casos tiende al consumismo, ha llegado a alcanzar una magnitud que supera la capacidad funcional de los ecosistemas (las comunidades de organismos que sustentan la vida y resultan indispensables para la salud humana y para el bienestar de todos los seres vivos).
La situación descripta ocasiona impactos ambientales adversos, que también influyen negativamente sobre la salud ambiental (una concepción medular que prevé que las personas puedan disfrutar de buena salud como resultado de vivir y desarrollarse en un ambiente sano y adecuado) y sobre la salud personal y comunitaria.
Sin dudas, comportamientos como los que aquí se denotan obstaculizan gravemente la aproximación al logro del Desarrollo Sustentable, (un concepto fundamental que promueve un modo de crecimiento de la sociedad que permite satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para solventar sus propias necesidades, y en el cual queda precisado que los seres humanos tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza) y a la Conservación de la Vida y el Ambiente.
Además, el estilo de vida dispendioso se opone también a la prevención de la contaminación y al mantenimiento de la pro¬tección del ambiente en equilibrio con las necesida-des socioeconó¬micas.
Si profundizamos nuestra reflexión ambiental, veremos que pocos de los bienes y servicios que empleamos a diario son básicos y casi indispensables. Al mismo tiempo, podremos apreciar que muchos otros son totalmente prescindibles, suntuarios y hasta dañinos para nuestra salud y el ambiente. Generalmente, sólo los adquirimos siguiendo hábitos erróneos consolidados sobre la base de la publicidad (a veces dudosa), la imitación social, la búsqueda del lujo y la exhibición de nuestro poder adquisitivo.
Aunque la visión que aquí se refleja pueda parecer exageradamente grave, es indudable que la naturaleza nos está advirtiendo seriamente, con sus cambios, que en algún momento de la desdeñosa y aprovechada relación que hemos venido manteniendo con nuestro planeta, los hombres -criaturas y moldeadores de la Tierra- hemos perdido la relación sensible y prudente con el resto del mundo natural.
Entonces, queda claro que no hay tiempo que perder. ¿Hasta cuándo podremos seguir con el sobreconsumo, la destrucción irreflexiva de recursos naturales, la generación de contaminantes, la degradación ambiental y la producción de enormes masas de residuos?
Evidentemente, para que todos podamos aspirar a una vida útil, grata y feliz, debemos proteger y promover la sustentabilidad y la salud ambiental.
Por ello, y desde un punto de vista actual, ambiental y axiológico, nos arriesgamos a suponer, con el mayor respeto, que si el erudito Juvenal se encontrara hoy entre nosotros, posiblemente habría apostillado su célebre aforismo, formulándolo tal vez así: “una mente sana en un cuerpo sano, en el ambiente sano”.

A modo de conclusión
¿Cómo deberíamos actuar para lograr superar la situación expuesta y hacer más sustentable o sostenible nuestra sociedad y, a la vez, más sano nuestro ambiente? Ciertamente, algunos modos útiles de hacerlo que, aunque muy difundidos, es conveniente reiterar, serían: reducir el consumo y los residuos; reparar y volver a usar útiles, prendas y calzado; y rechazar productos elaborados con materiales contaminantes, no reciclables o no biodegradables.
Seguramente, cada uno de nosotros percibe con claridad que es lo que conviene hacer.


Schinitman, Norberto I; Schinitman, María E. M.*
Fundamentación y resumen: Este trabajo, presentado intencionalmente de un modo no convencional, intenta efectuar una contribución pedagógica, por medio del aprendizaje auto-didáctico, significativo y metacognitivo, a la educación informal para el desarrollo sustentable, la salud ambiental y la salud humana.
Basics and summary: This paper, intentionally presented in an nonconventional mode, tries to carry out a pedagogical contribution to informal education for sustainable development, to environmental health and to human health, through auto-didactic, significative and metacognitive learning.

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El pedido de publicación que llegó a nuestra redacción y hemos cumplido, es el siguiente.

redaccion@apnoticias.com.ar

Córdoba, 2017
Sr. Ceferino Azambuyo
Director de AP Noticias
Villaguay.


De mi consideración,
Soy un exresidente de Villaguay, Villa Domínguez y Villa Clara, y también un asiduo lector de AP Noticias.
En esta oportunidad, tengo el agrado de dirigirme al Sr. Director acompañando, con pedido de publicación, una nota que contiene una contribución pedagógica actual a la educación para el desarrollo sustentable, la salud ambiental y la salud humana.
Reiterándole mi interés por su importante publicación, y agradeciendo anticipadamente su segura gentileza, saludo muy atentamente al Sr. Director.

Prof. Norberto I. Schinitman

nschinitman@gmail.com
Villaguay 2017-10-17














Tombola IAFAS