Opinión
Luis Edgardo Jakimchuk
De que se ocuparan los terroristas mediáticos después del 22

“No me aterra que me hayas mentido, sino que ya no pueda creerte”, dijo el filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Una expresión que se podría llevar universo de los medios y periodistas.

Si preguntamos en la calle si están de acuerdo con la expresión: "los políticos son unos mentirosos", es probable que la respuesta sea mayoritariamente afirmativa. Mucho más, si cabe, en estos tiempos donde no sabemos que es verdad o mentira en la información pública. Al fin y al cabo, se puede mentir para ganar votos o se puede mentir para “hacer unos mangos”.

La pregunta es, ¿la gran mayoría de los argentinos está condenada a la mentira pública? La paradoja es que muchos periodistas y medios, que deberían ser los controladores del poder, los que deben exponer sus contradicciones y mentiras, se han convertido en una correa de transmisión del propio poder. Esto lleva irremediablemente a minar la confianza de la gente y a tener una actitud anti política. Actitud que favorece a los sectores más concentrados que se llevan la parte más grande de la torta.

Analizar, investigar con rigurosidad la realidad con la verdad en estos casi dos años del gobierno de Macri, es ser kirchnerista, es ser populista, es ser funcional a la corrupción, es ni más ni menos que llevar la lápida pegada al pecho de corrupto. Ese es el caballo de Troya de Cambiemos que construyó Duran Barba para el debate político. Para el gobierno mezclar la realidad con lo deseado es un recurso, sabiendo que la corporación mediática (socia por su afinidad política-económica e ideológica) acompaña.

Es importante recordar a Julio Blanck, jefe editor del diario Clarin, cuando utilizó los argumentos de Sun Tzu, (estratega militar y filósofo de la antigua China) y dijo: "En una guerra vale todo, incluso mentir... nosotros ganamos y eso es lo más importante, llegamos vivos al final, ellos los kirchneristas se fueron, logramos lo que queríamos. Sé que eso es mal periodismo, los periodistas se involucraron personalmente”. Blanck admite dos cosas, una que viola el derecho humano a la información. Otra, el objetivo del grupo periodístico de Clarín y La Nación y una parva de redes informativas dependientes de ellos, claramente no es llegar a “la verdad”, o a un punto de vista objetivo sobre la realidad, es hacer oposición, que el peronismo pierda la elección el 22 de octubre.

Cuando se expresa: “vale todo, incluso mentir”, se aprisiona la verdad para usarla como rehén, se incauta la libertad de expresión. En realidad, de lo que se trata, al utilizar el mito de la guerra, es para demonizar a la gestión de CFK, arrancarle todo viso de racionalidad y cosificarlo. Ante esto, los ciudadanos no valemos nada.

Mentira y descalificación son la base hoy de la comunicación pública, en nuestro país y Latinoamérica. A esto se lo llama “terrorismo mediático”, el arte de la desinformación.

El concepto de terrorismo mediático, acorde al periodista uruguayo, Carlos Fazio, está relacionado con un entramado de los medios carterizados de estrategias políticas, económicas sociales y psicológicas que buscan crear realidades falsas, miedos colectivos, acallar cualquier opinión opositor, eliminar el debate, el disentimiento y convertir mentiras en verdades que permitan manipular a la sociedad de acuerdo al conflicto y al enemigo en cuestión.

Los principales escribas de la corporación mediática, aseguran que la economía está transitando el camino correcto para arreglar el desastre que dejo el kirchnerismo. No hay error económico, con la devaluación, con la eliminación de retenciones e impuestos a los sectores más altos, con la apertura a las importaciones y desregulación financiera, tampoco con los excesos en los tarifazos. Para ellos está muy bien que se financien todos los desequilibrios que ocasiono la fabulosa transferencia de riquezas a los sectores más concentrados con el tremendo endeudamiento que lleva a cabo el gobierno de Cambiemos, en detrimento de los presupuestos para salud y educación.

El entusiasmo del gobierno con un triunfo amplio el 22, es proporcional al marco que la prensa adicta les permite con sus omisiones, diagnósticos sesgados, conclusiones falsas y mentiras. Cumpliendo a rajatabla con lo dicho por una panelista PRO de Tv: “las críticas al gobierno deben ser después, no hablemos ahora porque atentamos contra el triunfo del gobierno”.

En algún momento al “terrorismo mediático” ya no le “garpara” más hablar mal de la gestión anterior ni de la pesada herencia. Van a tener que retomar el papel asignado al verdadero periodismo, que es no ser funcional a quienes gobiernan. De brindar herramientas a la gente para comprender la verdadera naturaleza de las medidas que se toman.

Ellos tienen muy claro que las medidas post-elección son malas para la mayoría del pueblo y las disfrazan. Apuntando sobre todo a la clase media trabajadora, a los que sufren el desempleo, a los desencantados, para que el gobierno consolide ese voto. Este sector al que le penetro el engaño y el ocultamiento de los que tienen el oficio de la noticia, más tarde o más temprano volverá a ser los más perjudicados. Y costara mucho volver a recomponerlo.

Deben “corregir los renglones torcidos. Las mentiras, errores y engaños del oficio de informar”, como lo dice en su obra el escritor José Manuel Burgueño. O seguirán “trabajando” para el engaño colectivo.
Ahhh y no ocultaran más la gravedad de la desaparición forzada de Santiago Maldonado? ¿Qué significa esta desaparición?.
Villaguay 2017-10-17














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