Columna de opinión
​​Los complejos desafíos actuales para una educación emancipadora

Concluyó un año donde la perspectiva para una educación emancipadora en nuestro país transita una especie de limbo, producto de tres vectores: los avances que habíamos producido los trabajadores en general y los educadores en particular habilitados por la lucha colectiva y por un Estado que había asumido la inclusión como una de sus brújulas para la política pública; la arremetida de quienes ganaron el gobierno por la vía electoral pero en las antípodas ideológicas -parodojalmente- de una educación democrática y emancipadora; y la resistencia que opusimos los distintos colectivos, especialmente los sindicatos docentes, puntualmente CTERA y la AGMER, a estas políticas de "cambio".

Ciertamente no podemos decir que nada fue de avance pero tampoco que todo fue retroceso. Si que hay un ataque a las políticas educativas de inclusión y eso nos pone objetivamente a la defensiva.

Inmediatamente de ganar el balotaje en noviembre de 2015, el gobierno de Mauricio Macri avanzó en una megadevaluación, apertura económica indiscriminada y un paquete de medidas de corte neoliberal que incrementaron en alrededor de 2 millones de personas la pobreza, duplicaron la desocupación formal medida por el INDEC y empeoraron el poder adquisitivo de los trabajadores. En otros números: 32% de pobreza, desocupación del 6 al 9% y los salarios 10% por debajo de una inflación de alrededor de un 47%

En este contexto de tensiones, CTERA obtuvo un 40% de recomposición del piso salarial docente que deben aplicar las provincias para sus respectivas negociaciones con los sindicatos docentes. Sin embargo, el conjunto de los acuerdos paritarios en condiciones laborales y formación docente no están siendo cumplidos deliberadamente por el gobierno, así como lo referido a la no aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral con Perspectiva de Género, el cierre de los Planes Mejora y Fines, el vaciamiento del programa Conectar Igualdad, entre otras medidas contrarias a los avances logrados en los últimos diez años. El presupuesto educativo es uno de los que mayores subejecuciones posee, llegando a 12.000 millones de pesos; no invirtiendo el Estado en educación en los porcentajes establecidos por ley. Esto atenta gravemente contra la ley de Financiamiento Educativo. El gobierno nacional llevó adelante el Operativo Aprender, de corte meritocrático, inconsulto y contrario a la posición de CTERA y como primer paso para un sistema restringido en lo laboral, excluyente en lo social y elitista en lo pedagógico. El ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, se definió como un "gerente de recursos humanos" y comparó sus iniciativas con "una nueva Campaña del Desierto", reivindicando el genocidio contra los pueblos originarios. Y más cercano a esta fecha, la negativa –ilegal- de no discutir un piso salarial en la Paritaria Nacional Docente, volviendo brutalmente a la distorsión pauperizante del salario y a la fragmentación del sistema en su conjunto

Muy ingenuo sería pensar que las condiciones de educar, qué educar, cómo producir conocimiento, en qué condiciones y con qué sentidos no serán afectadas por este cambio de situación y el desarrollo de las resistencias a esa política. Que es asumir ideológicamente que la escuela es un mundo impermeable a las realidades sociales que la circundan y aun más ajena a las políticas que agreden a los sujetos que la habitan y conforman su propio cuerpo social.

En Entre Ríos, el Consejo General de Educación combina administración de las directivas nacionales neoliberales con decisiones propias que dejan caer las cosas por su propio peso: la restricción que en el orden nacional ya describimos respecto a los programas socioeducativos, la reducción de los espacios del Programa Nacional de Formación Permanente, ralentización de partidas presupuestarias para infraestructura y mantenimiento escolar y la no respuesta del gobierno en incrementar un solo centavo del salario por encima de la paritaria nacional.

En este panorama de adversidades cabe al sindicato reconocer una vez más, como núcleo central de la lucha por institucionalizar prácticas pedagógicas emancipadoras, que articulen el aula, la construcción de conocimientos socialmente validados y la transformación social, a la escuela pública.

No se trata de defender a la escuela tal como la conocemos, sino prefigurando en su interior la sociedad democrática, participativa y transformadora en la que deseamos vivir, apropiándonos de sus espacios, discutiendo sus lógicas, tensionando sus aspectos normativos, cuestionando sus realidades laborales y planteando que no hay calidad posible si no es con todos los pibes adentro y tendiendo nuestros brazos hacia sus familias. La estrategia de lucha sindical articulada con esas prácticas pedagógicas transformadoras que tal vez aun no hemos sabido sistematizar para nuestro cuerpo de teorías para la práctica.

Para ponerlo en otras palabras, ¿Discutir la sociedad, el conocimiento y la política en las escuelas? Decididamente si

Trabajadores de la educación que luchan en las aulas, en las calles y en el sindicato. AGMER como su herramienta para la síntesis. La CTERA como nuestra casa. Un movimiento pedagógico latinoamericano emancipador, nuestro territorio para andar. Vale aclarar: contra toda adversidad que se presente.

Leandro Pozzi
Congresal de AGMER/ Movimiento Pedagógico Latinoamericano
Integración por un AGMER de Tod@s
Villaguay 2017-01-17














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