Mi madre, era aún adolescente cuando se enteró que estaba embarazada, que locura, tan chica, sin trabajo, sin haber siquiera terminado la secundaria. No estaba casada, ni siquiera estaba en pareja. Que vergüenza.

Era ella y el niño que llevaba en su vientre.

El contexto social de aquella época la condenaria, la criticaría, como muchas veces pasa, lamentablemente, y ella lo sabía.
Sabía que su hijo sería lo que el diccionario define como un "bastardo", haciendo referencia a una concepción no deseada.
A pesar de todo, ella decidió proteger a su hijo, decidió superar toda adversidad y luchar por esa VIDA. Llevaba en su vientre su nuevo AMOR. Y sabía que él, no era culpable de nada, que él necesitaba de ella y que en ese momento ella era lo único que él tenía.

A casi 31 años de mi nacimiento, estoy dedicándole estás líneas a mi madre, la mujer que me enseñó a vivir y a amar.
Trato siempre de dar mi testimonio. A través de éste, voy diciendo que se me llena el corazón del más sano orgullo y los ojos de lágrimas cuando emocionado miro a aquella mujer y le digo MAMÁ.

JUNTOS hemos superado tantas luchas, juntos aprendimos que lo mejor es elegir la VIDA SIEMPRE.

Hoy, cuando se debate el derecho al aborto, me planto y digo NO. Y como hijo, una vez más le doy las gracias a mi mamá, por permitirme decirle hoy, que la AMO. Su valentía es para mi un enorme gesto.

A mi padre, más de una vez lo necesité, más de una vez soñé con contarle de mis logros y de mis luchas, más de una vez quise un consejo suyo, lo necesité en mis actos escolares, y en mis domingos por la tarde. Pero la vida misma con el tiempo me enseñó a perdonarlo también a él.

Seba