La Seño Silvina se fue hacia ese jardín infinito donde el dolor no existe y la paz inunda las almas, esas almas especiales como la que alumbró a tantas otras tan pequeñas e inocentes de sus jardineritos.

Había cursado sus estudios en Instituto La Inmaculada y la Escuela Normal Superior Martiniano Leguizamon, donde se recibió de Maestra Jardinera.

Su mirada infundía ternura y seguridad para esos seres que tantas veces la recibieron con un abrazo y un beso, abrigados por ese afecto maternal que les ofreció.

No supo de renunciamientos y dio lo mejor de si para hacer posible que su vocación tuviera la entrega para cada uno de los niños que se iniciaron en esos juegos educativos tan llenos de amor y plena alegría.

De profunda fe, ofreció su misión como catequista en la parroquia Santa Rosa de Lima y ayudando a la formación cristiana de los chicos para reafirmar sus convicciones en el bautismo, confirmación y comunión.

incursionó en el teatro a través del Grupo SER y quienes la definieron como "una gran persona, divertida, amorosa, siempre con ganas de emprender un delirio teatrero... Extrañaremos la claridad y la chispa con la que sus ojos se reían".

Silvina Mariel Olivera formó su familia junto a su esposo Florencio Jesús de quienes nacieron sus hijas Milena y Pilar, entre quienes repartía su tiempo.

El velatorio se realiza en sala de Cochería La Oriental, Colón 365, hasta las 16,30 horas de este miércoles.