Los caballos diseminados en la ciudad, en cualquier lugar y calles, se transforman en un peligro que va sorteando el tiempo y no tiene solución. Por un lado desde los propietarios de los animales que son los que irresponsablemente los sueltan a la buena de Dios y ponen en riesgo las personas que transiten y pueden resultar lesionadas o hasta perder la vida.

Este lunes aproximadamente a las 13 horas, en Paysandú y Urquiza y también en la esquina con calle Alem mas de cinco equinos, con una cría, recorren y se cruzan provocando que los conductores de autos motos, camiones, bicicletas y todo tipo de vehículos deban hacer bruscas maniobras para sortear una probable colisión.

No es novedad que un caballo espantado puede ser un potencial ejecutor de accidentes cuyas consecuencias no se pueden medir y con el agravante que quizás sus dueños no aparezcan o sean insolventes para remediar un tratamiento para las personas lesionadas.

El tiempo de espera para que las autoridades pertinentes tomen en serio este problema, antes que haya que lamentar consecuencias, ha pasado y ahora se debe accionar para que las disposiciones se cumplan porque los plazos han sido demasiados para contemplar a quienes irresponsablemente dejan que los animales recorran la ciudad y ocupen espacios y calles que se transforman en una amenaza pública.