Partieron con la premisa de disfrutar un tiempo muy especial, en un lugar que congrega multitudes, como integrantes de la delegación de Entre Ríos para el Festival Nacional de Doma y folklore. Sus acordeones listos para vibrar al latido de los aplausos.

Luciano Morínico y Antonio Flores junto a tantos músicos sacaron a relucir sus virtudes y se unieron a esas voces de bronce que al unísono entregaron un mensaje musical profundo y emocionante.

Así fue en esa noche memorable donde la delegación provincial copó el anfiteatro y resonaron los 50 acordeones, las guitarras, las voces, la poesía y la danza ante un público que recepcionó el mensaje vivo del folklore y lo tradujo en incontables gritos de zapucay y las palmas que coronaron tanto trabajo previo para brindar lo mejor de cada uno, integrados en un espectáculo que enamoró a la concurrencia.

“Melodías del Montiel”, surcó la noche de Jesús María y se adentró en el espíritu de los amantes de las raíces y matizado con todo ese “acordeonazo” que dio brillo a una magnífica representación de la esencia de la cultura entrerriana.

Desde el Paraná al Uruguay, sus ríos que la abrazan y “la calle principal”, el Gualeguay, como lo definiera el recordado Juan Carlos “Gallina” Alsina, hijo dilecto de Villaguay, estuvieron presentes en esos paisajes escritos por la fusión de las expresiones del arte en distintas formas visuales, sonidos y voces.

Luciano Morínico, director del conjunto Nuevo Itatí calificó como “muy linda experiencia y agradeció a todos los medios de comunicación y el público por el apoyo y la repercusión que tuvo este acontecimiento”.

“Siempre nos acompañan y sabemos de la trascendencia que tiene este festival, sin embargo, lo que más me emocionó fueron las peñas que se realizan fuera del evento principal, se llena de bailarines y el agradecimiento a través de los aplausos ha sido el mejor premio, así es como lo siento y lo he vivido yo”, remarcó.